Hablar de tacos o del Mundial, definitivamente no es un juego.
Cuando es la hora de la verdad y toca un partido de la selección en un Mundial, hemos escuchado que la gente deja de ir a funerales, planea con semanas de antelación y bebe sin parar durante un mes entero porque simplemente para eso se hace el Mundial: para celebrar que algo puede ser más importante que la cotidianidad.
La pasión de un verdadero aficionado puede verdaderamente llegar a rebasar la racionalidad…
Tratando de darle voz a quienes más sufren o planean su vida durante el Mundial, ciertas personas narraron sus locuras que han llegado a hacer con tal de no perderse un partido y cómo se preparan para Rusia 2018.
Fernando, 32 años.
Juan, 55 años.
He pensado mucho en qué hacer. Para empezar, tenía muchas ganas de ir, y el destino no me lo permitió. Así que ahorita, la verdad, no me queda claro. De perdido tengo fijados un par de desayunos con clientes en lugares que sé que van a estar poniendo el Mundial. Los días que juega México es otra cuestión, ahí sí me paro. No hay trabajo ni vida: sólo fútbol. Ya no me importa que jueguen mal, bien o se anden cagando, esta ya es una cuestión de orgullo.
Raúl, 25 años.
Este Mundial me emociona mucho porque a diferencia de otros años, no estaré trabajando y seré libre de ver todo lo que pueda por cuanto tiempo quiera, hasta los partidos de hueva me los voy a echar. Ya estoy organizando un par de cosas con mis cuates, como para el partido contra a Alemania, vamos a ir a una terraza en el centro a beber desde temprano.
En el Mundial pasado estaba trabajando en un campamento para niños afuera de la ciudad, y ahuevo querían que nos pusiéramos a hacer actividades durante el partido de México contra Brasil. No íbamos a dejar que eso sucediera así que con los demás guías del campamento organizamos una búsqueda del tesoro de 90 minutos que no llevaba a ningún lado y todas las pistas estaban vacías e inconexas. Fue un gran logro, la neta.
Fuente: Vice